La trenza borgiana se trata de un dulce típico de la ciudad de Gandía que combina azúcar con almendra picada muy fina y cabello de ángel.
En la Edad Media, la riqueza de las incipientes ciudades se medía, más que por el oro, por los productos de propia producción con los que se conseguía comerciar. En esa época, uno de los bienes más preciados era el azúcar, ingrediente que resultaba exótico y además caro.
Es en la época en que el Ducado de Gandía empieza a florecer bajo el mandato de la familia Borgia y momento en el que se la conocía como Gandía la dulce, por su alta producción de azúcar de caña. Otro de los productos que prometían riqueza y valor culinario eran los frutos secos como la almendra y la nuez.
Aunque en el resto del territorio el azúcar y la almendra eran productos selectos y exclusivos, en esta zona eran productos relativamente asequibles para los señores, por ello, con la combinación de ambos elementos se creó un dulce que ahora se conoce como la trenza de los Borgia. Un dulce que ahora parece de fácil elaboración pero que en la época era solicitado y exclusivo dado que combinaba, como se ha indicado anteriormente, azúcar, con almendra picada muy fina y el cabello de ángel, al que se añadían nueces y otros frutos secos como pasas o similar y que además se espolvoreaba con más azúcar para conseguir un aspecto garrapiñado.
Durante 500 años la receta ha ido pasando de padres a hijos para consumo propio, hasta que en 1840, la empresa “Pastelería Raúl” decidió comercializar este postre que ahora se conoce como “la Trenza Borgiana”.
También se elabora a tamaño individual denominándose Borjeta.