La fábrica de Vinalesa constituyó la mayor tentativa de modernización y mejora de los métodos utilizados para la hilatura y torcido de la seda en la Valencia del siglo XVIII. Su construcción se derivó del privilegio otorgado en 1769 al técnico de origen francés Guillermo Reboull, con el fin de aplicar en ella los métodos más innovadores que había introducido en Francia Jacques Vaucanson. La iniciativa fue financiada por Josep Lapayese, comerciante de origen francés establecido en Valencia, quien asumió finalmente la dirección de la empresa.
En la fábrica se instalaron 30 tornos dobles para la hilatura, en los que trabajaban 120 mujeres pero el área más mecanizada fue la constituida por las 44 máquinas para devanar, doblar y torcer la seda, que eran accionadas por una gran rueda hidráulica impulsada por la corriente de la acequia de Moncada. La fábrica estuvo concluida en 1779, y requirió una inversión de 2,5 millones de reales de vellón. La descripción de la empresa, junto con la defensa de las ventajas de los nuevos métodos de hilatura y torcido, fue realizada por el propio Josep Lapayese en el Tratado del arte de hilar, devanar, doblar y torcer las sedas según el método de Mr. Vaucanson, con algunas adiciones y correcciones a él. Principio y progresos de la fábrica de Vinalesa, en el Reyno de Valencia, establecida bajo la protección de S.M., publicado en Madrid en 1779.
Aunque teóricamente se podían hilar en ella unas 40.000 libras de seda anuales, todo parece indicar que ese nivel de producción nunca fue alcanzado. La elevada inversión realizada, junto con las dificultades económicas del tránsito entre los siglos XVIII y XIX, dieron lugar a que la fábrica sufriera frecuentemente la paralización de su actividad, siendo enajenada en varias ocasiones. En la década de 1840 fue adquirida por Tomás Trenor, quien la reconvirtió hacia la producción de géneros de esparto y yute. En 1983, el Ayuntamiento de Vinalesa adquirió el edificio, que alberga actualmente diversos servicios municipales.