El Palacio del Marqués de Villores, ubicado en el municipio de Sant Mateu, entre la Plaza Mayor y el Convento de Monjas Agustinas, ha sido declarado Bien de Relevancia Local y presenta unas peculiaridades debido a su historia.
Este palacio, anteriormente caracterizado por el estilo medieval, tras su reforma en el siglo XVI, presenta características renacentistas en su fachada y zaguán, partes transformadas siguiendo los principios arquitectónicos de la época.
Sus características físicas se pueden ver plasmadas en la gran portada que se ubica en la fachada del edificio, en la cuál se pueden identificar armas de familia, puertas y ventanas decoradas con pequeñas columnas salomónicas e imágenes basadas en elementos fantásticos y botánicos. Además, la fachada de sillería presenta propiedades góticas, como su tipología de distribución, destacando las pilastras decoradas con grutescos, el escudo nobiliario o el arco helicoidal ubicado en la entrada.
Durante la Edad Media, fue casa solariega de la familia Comí, y en los siglos XIV, XV y XVI formaron parte importante de este edificio mercaderes y letrados. En el siglo XVIII, el Palacio pasa a manos del Marquesado de Villores.
Tras la reforma realizada en el edificio, éste se convierte en la residencia más importante del municipio, sirviendo de lugar de hospedaje al rey Felipe IV, al infante Cardenal Don Fernando (su hermano) y al infante Baltasar Carlos (su hijo), en el año 1632. Durante la primera guerra carlista, en julio del año 1837, el Palacio sirve de hospedaje al pretendiente Carlos María Isidro de Borbón y al General Cabrera, el Tigre del Maestrazgo.