La muralla de Caudiel está catalogada como Bien de Interés cultural, aunque no queda prácticamente nada en pie, y los pocos restos que existen están formando parte de los edificios más antiguos de la localidad.
Caudiel al incorporarse a la Tenencia de Jérica no estaba fortificado. Más adelante, en 1488, Fernando II por orden real mandó a los vecinos y moradores de los lugares de Benafer, Novaliches, Viver y Caudiel que continuasen contribuyendo las obras de las murallas de Jérica... Así pasaron los años hasta la llegada del siglo XVI, en cuyo tiempo Caudiel debió ser amurallado por temor a los moros sublevados en la Sierra de Espadan.
El recinto amurallado comprendía: partiendo desde el Portal de Valencia, en el Solar, continúa por la calle Mezquita y Josefa Ventura hasta llegar al Portal de Aragón. Sigue por la calle Concordia y Hernán Cortés hasta el Portal de Gaibiel, a la altura del lavadero Mayor, continuando finalmente por todo el actual muro del convento de Carmelitas, hasta de nuevo llegar al Solar.
Tras las revueltas carlistas, la ausencia de guerras, el nulo amor por la historia y por el arte, y el transcurso inexorable de los años, poco a poco se destruyeron los torreones, los portales y los lienzos de las murallas. A principios del siglo XX, únicamente quedaban en pie algún garitón cantonero (uno de ellos situado en la calle Mezquita y el otro en lo que después sería la calle Nicasio Benlloch, ambos desaparecidos en los año 40) y dos portales; el de Aragón, destruido en 1920, y el de Valencia, destruido por la artillería en 1938.
Hoy por hoy solo pueden apreciarse varios restos de aspilleras en los muros del convento de Carmelitas, y unos pocos enrejados en ventanas y balcones en diversas viviendas, donde actualmente están integrados los restos de las antiguas murallas.