El Barrio de Velluters debe su nombre al oficio mayoritario de sus residente: el oficio sedero (velluter en valenciano), y a la alta concentración de telares que se daban en él.
Durante el siglo XV y XVI, esta industria se desarrolla en la ciudad al mismo tiempo que el barrio se forma y se adapta a las necesidades de la seda. La actividad industrial se realizaba en casas taller como el Palau Tamarit.
Lo más habitual eran los pequeños talleres situados, en lo que se conoce como “porxe del velluter”, en la última planta formada por vigas de madera. Se trata de una habitación con ventanas rematadas por dinteles rectos o por arcos de medio punto. Estas características son aún visibles el algunos edificios. Estos desvanes sirvieron para colocar los cañizos donde se criaba el gusano de seda.
En el barrio se encuentra el Colegio del Arte Mayor de la Seda, que desde 2016 se ha convertido en museo. El Colegio tiene su origen en la necesidad de unificar los criterios para la producción de la seda. Así nace el “Gremi de Velluters”, el órgano regulador de los sederos así como de la calidad de los tejidos valencianos que se producían.
También encontramos la casa del gremio de maestros carpinteros quienes se encargaban de los obradores y talleres sederos construidos mayormente en madera.
También puede visitarse el antiguo hospital, hoy Biblioteca Pública Municipal. Este hospital fue en su inicio una casa en un terreno de moreras donde se atendía a personas con problemas psiquiátricos. Hoy en día el espacio que ocupaba el Antiguo Hospital es un gran jardín y el edificio alberga la Biblioteca Pública Municipal.
Además, en el barrio de Velluters puede asistirse a la fiesta conocida como La Foguera del Motí dels Velluters que se celebra el último fin de semana de enero en la Plaza del Pilar. Esta fiesta conmemora el motín protagonizado por trabajadores sederos así como la huelga de hilanderas.