Blog
El River SUP, una actividad sorprendentemente fácil
Este verano hice una escapada al municipio de Venta del Moro con la intención de visitar las Hoces del Cabriel. Allí contacté con Kalahari Aventuras, una empresa especializada en actividades de río. Deseaba realizar un par de actividades para divertirme y conocer la zona.
Tenía claro que quería hacer rafting por el cañón de las Hoces y un chico muy simpático me dijo que estaba de suerte, pues para poder descender el tramo del cañón solo se podía hacer en julio y agosto. El resto del año se realiza en un tramo más abajo del río, llamado Tamayo.
Aproveché la ocasión y le pregunté por alguna otra actividad que se pudiera hacer en la zona. Sin dudarlo un momento me dijo: “Prueba el river SUP, que es descender el río pero con un tabla de paddle surf”.
Le dije que no tenía muy buen equilibrio y que me parecía algo difícil. Pero inmediatamente me contestó: “No te preocupes, las tablas que utilizamos son especiales de aguas bravas, muy estables, pero si te da respeto algún paso, siempre puedes apoyar una de las rodillas y funciona prácticamente como un kayak”.
El primer día de rafting me fascinó, nunca pensé que hubiera un lugar tan precioso y salvaje a tan solo 2h30 de Madrid y en la provincia de Valencia. Fueron 20 km y tardamos 4 horas en descenderlo.
Pero lo que no me esperaba es que el river SUP fuera a gustarme tanto. Ya me lo dijeron, la visión del río y lo seguro que me iba a sentir, me sorprendería. Y así fue.
El guía nos dijo que era una actividad no muy conocida en río y que por ahora solo se hacía en el Cabriel. Nos dio una buena explicación de cómo manejar la tabla y la pala, previa al descenso.
En 5 minutos ya me sentía a gusto en la tabla. Ver desde tan arriba la claridad de las aguas y el paisaje me hacía sentir que caminaba por ellas. Nunca pensé que se podía bajar los rápidos de pie. La pala no solo servía para propulsarme, también era un sustento, un buen apoyo.
La emoción que me producían los rápidos (más sencillos que los del rafting) me hacía liberar endorfinas y una felicidad permanente durante todo el descenso. El monitor no solo nos instruía en el manejo del paddle, sino que también nos enseñaba trucos fáciles que nos ayudaban a mejorar nuestra navegación y confianza.
Escaparme a las Hoces del Cabriel fue una experiencia sorprendente, que jamás olvidaré y que el año que viene estoy dispuesto a repetir.