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El retrato de Felipe V regresa a Xàtiva restaurado y boca abajo 318 años después
Xàtiva ha recuperado en su Museo de Bellas Artes el retrato de Felipe V, el mismo que ha colgado boca abajo durante más de medio siglo como gesto de memoria y denuncia. Esta obra, realizada por Josep Amorós en 1719, no es solo la representación de un monarca, sino también el recordatorio tangible de una herida colectiva. Fue Felipe V quien, el 19 de junio de 1707, ordenó el incendio de Xàtiva como castigo por su resistencia durante la Guerra de Sucesión. Desde entonces, el municipio ha sabido mantener viva la memoria de aquel acto y el cuadro invertido se ha convertido en uno de los símbolos más elocuentes de esa voluntad de no olvidar.
Durante casi dos años, la obra ha estado en manos del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i), donde ha sido sometida a un proceso de restauración tan delicado como innovador. La intervención no se ha limitado únicamente a la limpieza y consolidación del lienzo sino que también ha representado una oportunidad para mirar más allá de lo visible. Gracias al uso de tecnologías de realidad aumentada, como gafas de realidad aumentada que han superpuesto en tiempo real análisis en luz ultravioleta e infrarroja sobre la superficie del cuadro, se han podido descubrir detalles ocultos bajo capas de barnices oxidados y repintes antiguos.
Uno de los hallazgos más sorprendentes ha sido la figura de un caballo en la escena de la Batalla de Almansa, prácticamente imperceptible antes de la intervención. También han salido a la luz inscripciones superpuestas en la cartela inferior, en las que se leen distintos nombres y títulos lo que sugiere que el lienzo fue adaptado en diferentes momentos en función de los cambios dinásticos. Estas capas de información visual e histórica aportan una riqueza inesperada a una obra que, hasta hace poco, se interpretaba casi exclusivamente desde su potente carga simbólica local.
El regreso del cuadro a su lugar de origen no ha ocurrido en una fecha cualquiera sino que volvió al museo el mismo día en que, 318 años antes, el municipio fue reducido a cenizas por orden real. Xàtiva lo ha conmemorado con actos culturales, homenajes institucionales y representaciones teatrales de aquellos días oscuros, culminando con la emotiva presentación del cuadro restaurado, de nuevo boca abajo, como siempre.
La restauración del retrato de Felipe V es mucho más que una intervención artística: es un acto de reafirmación histórica, de respeto por la memoria y de uso del arte como medio para contar —una vez más— la historia de una localidad que fue castigada por resistir y que, desde entonces, se ha negado a mirar hacia otro lado.